jueves, 22 de abril de 2010

Este edificio siempre me hizo mucha gracia, la verdad que el pobre se quedó entre dos moles como un superviviente al paso de la historia santanderina. Desde el mismo aparcamiento del Palacio de festivales, podemos verle, y desde que le han dado ese "lavado" de cara, mucho más. Como dijo un decorador amigo mio, "si no puedes ocultar algo, destácalo"

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